miércoles, 21 de marzo de 2012

"THE KING OF COMEDY" [Martin Scorsese, 1983]


Proyección: 22/3/2012, 21:30h.
Título en España: "El rey de la comedia"
Dirección: Martin Scorsese
Producción: Arnon Milchan
Guión: Paul D. Zimmerman
Fotografía: Fred Schuler
Actores: Robert De Niro, Jerry Lewis, Sandra Bernhard, Diahnne Abbott, Shelley Hack.

Rupert Pupkin (Robert De Niro) es un humorista aficionado obsesionado con tener su oportunidad en un programa de gran éxito en la televisión americana. La estrella Jerry Langford (Jerry Lewis) es el centro de su cada vez más paranoica fijación por encontrar un hueco en el "star system" de la comedia USA. Las inocentes frikadas de fan iniciales se van convirtiendo progresivamente en situaciones cada vez más surrealistas y peligrosas…
Una obra generalmente considerada menor dentro de la filmografía de Scorsese pero que el paso del tiempo ha convertido en un trabajo más que reivindicable: el sórdido retrato de la búsqueda quimérica del "sueño americano" por parte de un pobre infeliz al que deslumbran las luces y el glamour del estrellato televisivo es implacable. Aunque se suele olvidar en los rankings más o menos oficiales, esta es una de las mejores interpretaciones en la carrera del genial De Niro. Mención especial merece Jerry Lewis que, en la época en que se rodó "El rey de la comedia", no atravesaba por su mejor momento precisamente, pero que aquí nos ofrece una lección magistral en un papel autoparódico.
"Amarga comedia que narra la historia de Rupert Pupkin, un cómico obsesionado con convertirse en el mejor en su campo. Un día Rupert conoce a su ídolo, Jerry Langford, y le suplica la oportunidad de aparecer en su show, pero éste se la niega. Sin embargo no cejará en su empeño, acechando a Jerry hasta que consiga lo que quiere. Finalmente y con la ayuda de su amiga Masha secuestrarán a Langford para poder conseguir sus propósitos." (FILMAFFINITY)

" "Mejor ser rey por una noche que pringado toda una vida" Ruper Pupkin (Robert De Niro)
...Pocas veces nos han contado una historia de imbéciles, y de bochornosas barrabasadas, tan moralmente resbaladiza y visualmente ingeniosa como esta. Un prodigioso Robert De Niro, en una de sus más brillantes y olvidadas interpretaciones, da vida a Rupert Pupkin, aspirante a cómico capaz de cualquier cosa para que le den una oportunidad. Su ídolo, por supuesto, es Jerry Langford, el presentador de un famoso show televisivo en el cual Pupkin estaría más que encantado de demostrar sus (cuestionables) dotes cómicas. En su carácter obsesivo y en sus egoístas impulsos radica gran parte del ideario que ha convertido a los personajes scorsesianos en algo tan identificable. Pupkin es un ser patético cuya miserable vida le lleva a imaginar un mundo que no es real, y en virtud del cual hará lo impensable para que sus sueños se conviertan en realidad.
En la búsqueda de la confirmación de una verdad alternativa por parte de Pupkin, Scorsese indaga además en algunos de los fantasmas de la América actual y en muchos de los defectos de la cultura de masas, sobre todo la televisiva. Y lo hace con singular lucidez. En España tenemos ejemplos de sobra: personajes grotescos que se hacen famosos de la noche a la mañana y cuya mayor virtud consiste en ser despreciables, vulgares, sin el menor talento artístico y ávidos de esa tenebrosa felicidad que debe otorgar la idolatría basada en la ignorancia, en el aburrimiento, en la estulticia. En el momento de su estreno, no fueron pocas las voces críticas, sobre todo en norteamérica, que expresaron su desagrado o su incomprensión del espejo que proponía ‘El rey de la comedia’. Ahora dudo mucho que esos críticos no sean capaces de constatar la feroz y despiadada metáfora de un mundo en el que triunfan los idiotas, en el que las tragedias íntimas son tomadas a broma, en el que hacer público las miserias cotidianas es motivo de celebración y de chanza. Scorsese no muestra compasión, ni por unos showman capaces de vender su alma al diablo, ni por un público ávido de sensaciones fuertes, ni por una sociedad que primero te alaba para luego echársete al cuello.
Suele considerarse la puesta en escena de este trabajo como una de las más ortodoxas y convencionales de su director, en aras de una mayor penetración psicológica de los diversos idiotas rematados que trufan la historia. Pero no puedo estar de acuerdo con esta idea. Aunque en apariencia la planificación, el marcaje de los actores y el uso de la cámara pueden ser calificados de clásicos, se esconde en cada plano, en cada gesto de los personajes, en cada línea de diálogo, muchas y muy potentes cargas de profundidad que erosionan el tejido supuestamente clásico de la narración. No lo vemos, pero sentimos que esta historia no podía haberse contado antes así. Hasta un convencional plano-contraplano está dotado de algún detalle extraño, tenso o decididamente gamberro. Es impresionante la cantidad de ideas ingeniosas que podemos rastrear con un poco de atención. Es cierto que la cámara es más invisible que en otros títulos de su autor, pero secuencias como las de las fantasías de un chalado Pupkin están resueltas con una ambiguedad en el montaje y en la mera representación visual, que no dejan lugar a dudas de la sutileza y la brillantez de la propuesta.
Conclusiones: Una verdadera rareza en la filmografía scorsesiana, que quizá merecería una correcta y apropiada revisión por parte de los cinéfilos. Estoy seguro de que la merece. No suele recordarse a este papel como uno de los mejores de De Niro, pero sin duda lo es. Junto a Jerry Lewis, que está sensacional y muy sobrio, crea un dúo que seduce y atrapa al espectador, a poco que este comprenda que no se encuentra en los terrenos de una comedia al uso. Negrísima y muy psicológica, el terreno para ‘Jo, qué noche’ (‘After Hours’, 1985), ya estaba abonado." [BLOGDECINE.COM]

"Scorsese firma esta cinta con parte de su impronta inconfundible, adentrándose en los abismos siderales que son las mentes de los marginales, aquellos insatisfechos de la vida que no gozaron de la oportunidad justa, en el momento justo.
El actor fetiche de Scorsese en aquella época, De Niro, vuelve a bordar el papel de este personaje sutilmente perfilado por los encuadres de la cámara de Scorsese, y los magistrales diálogos llenos de sabia ironía y rabia contestataria.
Desde el primer fotograma donde la enloquecida Marsha (espléndida Sandra Bernhard) irrumpe histérica en el coche particular de la estrella del late-night Jerry Langford (fantástica la interpretación contenida y distante de un habitualmente histriónico Jerry Lewis), el espectador presencia desde la barrera los impulsos irrefrenables de la masa alienada, que se agarra a la vida a través del culto irrazonable hacia ídolos con pies de barro...
...Conmueve observar a Robert ensayar en los decorados construidos por él mismo en la casa que comparte con su madre (una madre que en ningún momento vemos aparecer en pantalla, y que a todo lo más escuchamos desde la parte de arriba constantemente vociferando en forma de reprimendas a su vástago un tanto abstraído)...
...Robert de Niro nos deleita con una de sus mejores y más inusuales caracterizaciones como un cómico lunático del tres al cuarto obsesionado por convertirse en celebridad del humor..." [CLAQUETA.ES]

No hay comentarios:

Publicar un comentario