Proyección: 19/4/2012, 21:30h.
Título en España: "Asesino Implacable"
Dirección y guión: Mike Hodges
Producción: Michael Klinger
Fotografía: Wolfgang Suschitzky
Música: Roy Budd
Actores: Michael Caine, Ian Hendry, John Osborne, Britt Ekland, Dorothy White.
Jack Carter, gángster establecido en Londres, regresa a su ciudad de origen en el norte de Inglaterra para asistir al entierro de su hermano, muerto en extrañas circunstancias. Movido por un sentimiento de venganza, Carter inicia una espiral de violencia extrema contra la pequeña mafia local y contra todo el que se entrometa en sus planes.
Basado en el libro "Jack's Return Home" de Ted Lewis, este clásico thriller británico muestra de forma canónica como entienden el "cine negro" en las islas: ambientes desoladores, personajes anti-cool, escaso glamour y refinamiento nulo… Michael Caine vuelve a demostrar la grandeza de su arte interpretativo, alejándose de sus anteriores papeles más propensos a buscar la empatía con el espectador: en "Asesino Implacable" el protagonista es un auténtico cabrón, permanentemente enojado y de gatillo -y puño- fácil…
"Antes de Snatch, o de las pistolas humeantes de Guy Ritchie, o de los Reservoir Dogs de Tarantino, de los Buenos Muchachos de Scorsese, de Scarface, o incluso del Padrino de Coppola, existió un gángster tan visceral y audaz como sus sucesores. Fue Jack Carter, un elegante matón británico encarnado por el inigualable Michael Caine, en el papel más cínico y frío de su prolongada carrera. Carter es un mafioso londinense que llega a Newcastle, en las afueras de Londres, para vengar la extraña muerte de su hermano, y reencontrarse con familiares y enemigos. Lo que sigue es un espiral de sexo y violencia a la inglesa, un fino plato de cine negro de estilo y contundencia." (SEXANDTHEBICI.BLOGSPOT)
"....Caine crea un personaje icónico, Jack Carter, que es la esencia del cool britannia, como puedan serlo en sus contextos distintivos el Bullitt (Peter Yates, 1968) de Steve McQueen, el Jef Costello (El silencio de un hombre Jean-Pierre Melville, 1967) de Alain Delon, el Parker de Lee Marvin (A quemarropa, John Boorman, 1967) o el Goro Hanada de Jo Shishido (Koroshi no rakuin, Branded to kill, Seijun Suzuki, 1967). O su propio Harry Palmer en la saga sobre el espía anti-bond. Caine había protagonizado algunos papeles dentro del thriller como este, incluso había hecho un personaje tan desagradable como Alfie (Lewis Gilbert, 1966), pero su imagen todavía no había sido puesta a prueba en un personaje enteramente negativo, que encima era protagonista absoluto del film (aparece en todas sus escenas menos en una, donde su ausencia es dramáticamente expresiva) y donde la tensión entre la presencia sofisticada del actor, su imperturbabilidad entre el naturalismo y la estilización, y el ambiente cochambroso que le rodea crean un efecto dialéctico que quizás sea lo mejor de toda la película.
De hecho Mike Hodges, quien fue alistado como director tras un par de trabajos televisivos, pretendía a Ian Hendry como Jack Carter. Hendry, quien finalmente se encargó del repulsivo Eric Paice en el film, era un actor sólido, popular por su presencia televisiva en diferentes series, con alguna interpretación memorable como el sargento sádico de The Hill (Sidney Lumet, 1965), y cuyo físico hosco había aparecido ya en algún brit-noir de los 60 como Girl in the headlines (1963) o The beauty jungle (Val Guest, 1964) o en la misma producción de Kingler Repulsión. En cualquier caso la productora impuso a Michael Caine, una estrella emergente que sostendría por si misma aquella producción de bajo presupuesto saturada de componentes bárbaros, depravados y brutales. El propio Hodges reconocería años más tarde que la sensación de ver a Caine llenar la pantalla en la primera secuencia que rodaron juntos (la llegada al bar donde pide una cerveza en vaso largo y contesta al teléfono) fue la de haber entrado en otra liga. Lo cierto es que la presencia mesmerizante del actor otorga al film una dimensión distinta, superior, que vacuna al film hasta contra sus contornos más toscos, una dimensión icónica, perdurable." (ESBILLA.WORDPRESS)
"Nosotros mantuvimos el nivel de violencia muy bajo. He visto tantas pelìculas que son una suerte de pornografìa de la violencia, o sino sòlo triturar y golpear una y otra vez a la gente. La idea fue mostrar que en la vida real los dientes que vuelan tras los golpes se quedan dentro de la boca y que un solo embate de un puñal puede abrirle el corazòn a cualquiera." (MICHAEL CAINE)
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