Proyección: 5/4/2012, 21:30h.
Director: Sidney J. Furie
Producción: Harry Saltzman
Guión: Bill Canaway, James Doran.
Música: John Barry
Actores: Michael Caine, Guy Doleman, Nigel Green, Sue Lloyd, Gordon Jackson, Aubrey Richards, Frank Gatliff.
Producción: Harry Saltzman
Guión: Bill Canaway, James Doran.
Música: John Barry
Actores: Michael Caine, Guy Doleman, Nigel Green, Sue Lloyd, Gordon Jackson, Aubrey Richards, Frank Gatliff.
Harry Palmer, un ex-sargento del Ejército británico mezclado en negocios turbios, tiene la ocasión de redimirse trabajando como agente para la Inteligencia militar. Su primer servicio es resolver el secuestro de un reputado científico, un caso que pronto alcanza mayores dimensiones cuando Harry descubre que hay más de una docena de situaciones similares en las que a los científicos les han lavado el cerebro antes de liberarlos. La única pista de la que dispone es una extraña cinta magnética con la inscripción "IPCRESS"...
Primera película de una apasionante trilogía -le seguirían "Funeral in Berlín" (1966) y "Billion Dollar Brain" (1967)- sobre espionaje en plena Guerra Fria, una respuesta cool al taquillazo de aquel momento: el James Bond bordado por Sean Connery... Michael Caine interpreta a Harry, un espia de comportamiento nada modélico, indisciplinado, miope y "perfectamente prescindible" para sus superiores, lejos de la infalibilidad de 007 y de los exóticos escenarios de sus aventuras. Pero, a pesar de que el éxito de las cintas de Palmer no alcanzó ni mucho menos las de la inacabable saga bondiana, lo cierto es que han sobrevivido mejor el paso del tiempo como referente mayúsculo de una época especial: el "Swinging London" de mediados los 60s como telón de fondo kistch en la guerra sucia entre Occidente y el Telón de Acero. La indisoluble imagen Harry Palmer / Michael Caine se convirtió en un icono instantaneo, gracias a la sobresaliente interpretación del protagonista de este ciclo.
Primera película de una apasionante trilogía -le seguirían "Funeral in Berlín" (1966) y "Billion Dollar Brain" (1967)- sobre espionaje en plena Guerra Fria, una respuesta cool al taquillazo de aquel momento: el James Bond bordado por Sean Connery... Michael Caine interpreta a Harry, un espia de comportamiento nada modélico, indisciplinado, miope y "perfectamente prescindible" para sus superiores, lejos de la infalibilidad de 007 y de los exóticos escenarios de sus aventuras. Pero, a pesar de que el éxito de las cintas de Palmer no alcanzó ni mucho menos las de la inacabable saga bondiana, lo cierto es que han sobrevivido mejor el paso del tiempo como referente mayúsculo de una época especial: el "Swinging London" de mediados los 60s como telón de fondo kistch en la guerra sucia entre Occidente y el Telón de Acero. La indisoluble imagen Harry Palmer / Michael Caine se convirtió en un icono instantaneo, gracias a la sobresaliente interpretación del protagonista de este ciclo.
"‘The Ipcress File’, se rodó en 1965 y era un filme británico-alemán, con magníficos secundarios a pares (Gordon Jackson, Nigel Green...). Según muchos, es la mejor de las tres entregas de la serie, sin que eso quiera decir que las otras dos son malas (ni mucho menos). Aquí es donde el indisciplinado Palmer ingresa en las filas del Servicio Secreto para verse envuelto en un terrible embrollo de torturas mentales: una organización secuestra a científicos británicos para lavarles el cerebro y sólo Harry Palmer podrá destruir tan terrible amenaza y descubrir que el propio Servicio Secreto Británico escondía a un traidor entre sus filas. Y lo hace, en una peli que si se distancia de las Bond es, entre otras cosas, por su enfoque adulto, intelectual, serio: Harry Palmer no es el sexualmente hiperactivo Bond y carece de sus otras cualidades como brillante agente, pero sale adelante, tiene instinto y encanto. Es tan interesante como James Bond, pero la propuesta es totalmente diferente. En lo que coinciden Bond y Palmer es en su carácter británico: Bond parece más patriota, más conservador. Palmer está más desencantado, pero resulta igualmente inglés y se rodea de todos los elementos del Londres de 1965: edificios de instituciones oficiales, escenas en las cercanías del ‘Albert Hall’ o en ruinas industriales de los muelles del Támesis, chaquetas de ‘tweed’, sombreros hongos, paraguas... La película fue un bombazo de taquilla y crítica: obtuvo varios ‘British Academy Awards’ en 1965 (los Oscars británicos) y compitió en Cannes (aunque no fue premiada).
El director, Sidney. J. Furie, era una promesa del cine inglés que nunca terminó de revelarse en su totalidad. Pero en 1965 todo esto era genial: un director famoso, un actor ‘nuevo’ convertido en una estrella, un producto de calidad, una seria competencia a James Bond... lo que nos lleva a las secuelas. O más que secuelas, al nacimiento de la serie Palmer." (POPTHING.COM)
"En noviembre de 1962, poco después del estreno de la exitosa “Dr. No”, la primera incursión en el cine del encantador y sofisticado agente británico James Bond, el escritor Len Deighton publicó la novela de espías “The Ipcress File”. Dicha novela fue bien recibida tanto por el público como por la crítica, por lo que el productor Harry Saltzman, uno de los responsables del “Dr. No”, contactó a Deighton para proponerle que la novela se usara como base para realizar una nueva serie de films de espías. Para Saltzman, esta era una oportunidad única para alejarse de la naturaleza más fantástica de las cintas de Bond, y filmar una historia de espías bastante más realista protagonizada por un terrenal Harry Palmer. Michael Caine, quien en aquella época había adquirido cierta notoriedad en la industria cinematográfica británica gracias a su papel como el Teniente Gonville Bromhead en la cinta “Zulu” (1964), fue escogido para interpretar a Palmer, que se convertiría en el primer rol protagónico del actor. Con la finalidad de mantener ciertos estándares de calidad, Saltzman prefirió utilizar a gran parte del equipo de filmación que había trabajado en “Dr. No”, entre los que se destacan el editor Peter R. Hunt, el compositor John Barry, y el encargado del diseño de producción Ken Adam.
A diferencia de Bond, Harry Palmer no es un espía glamoroso ni pretende serlo. A él no se le asignan peligrosas misiones en el extranjero, o se le provee de un sofisticado equipo que lo ayude a sortear ciertos imprevistos. Tampoco se rodea de hermosas mujeres o pasa sus ratos libres en el casino jugando bacará, sino que coquetea con una de sus compañeras de trabajo y visita el supermercado más cercano a su humilde departamento con el fin de comprar los víveres que posteriormente formarán parte de su almuerzo. Palmer es más parecido a un detective que a un espía, ya que su mejor arma resulta ser su inteligencia. Las pistas algo vagas que va encontrando en el transcurso de su investigación no apuntan a vistosos villanos, sino que conducen a sujetos que buscan permanecer entre las sombras, por lo que se necesita a un verdadero espía para encontrarlos. Para dejar aún más clara las diferencias existentes entre Bond y Palmer, se nos aclara que este último fue “rescatado” de una prisión militar por el Coronel Ross (Guy Doleman), responsable de que el rebelde Palmer trabaje como espía para el gobierno británico." (PAPERBLOG)
A diferencia de Bond, Harry Palmer no es un espía glamoroso ni pretende serlo. A él no se le asignan peligrosas misiones en el extranjero, o se le provee de un sofisticado equipo que lo ayude a sortear ciertos imprevistos. Tampoco se rodea de hermosas mujeres o pasa sus ratos libres en el casino jugando bacará, sino que coquetea con una de sus compañeras de trabajo y visita el supermercado más cercano a su humilde departamento con el fin de comprar los víveres que posteriormente formarán parte de su almuerzo. Palmer es más parecido a un detective que a un espía, ya que su mejor arma resulta ser su inteligencia. Las pistas algo vagas que va encontrando en el transcurso de su investigación no apuntan a vistosos villanos, sino que conducen a sujetos que buscan permanecer entre las sombras, por lo que se necesita a un verdadero espía para encontrarlos. Para dejar aún más clara las diferencias existentes entre Bond y Palmer, se nos aclara que este último fue “rescatado” de una prisión militar por el Coronel Ross (Guy Doleman), responsable de que el rebelde Palmer trabaje como espía para el gobierno británico." (PAPERBLOG)
"...“Ipcress” es, por decirlo de alguna forma, el “otro” James Bond. ¿Mejor o peor? Eso queda al gusto de cada uno, pero lo cierto es que Harry Palmer (...) es una versión más mundana y realista del famoso agente británico. Esto queda muy claro nada más empezar. En un hábil juego de montaje, Sidney J. Furie, director inglés que debutaba con este film; nos deja claro que vamos a ver un James Bond cotidiano, realista y mundano. Lo vemos despertarse en un apartamento de lo más normal, vestirse, desperezarse, salir a la calle y emprender su día a día. Poco a poco descubriremos que en su agencia es un agente más, no es especial ni tiene habilidades secretas, nadie está a su servicio con gadgets imposibles o inventos estrafalarios. No. Palmer se tiene a sí mismo y no puede confiar ni en sus superiores. Y además, en ocasiones, es algo torpe.
Es ahí donde “The Ipcress File” gana todos sus enteros. La vuelta de tuerca al mito creado por Connery/Bond a través del realismo y del Cine urbano. Curioso que sea Michael Caine, gran amigo del escocés, quien se haga cargo de interpretar al protagonista. Caine todavía no era el reputado actor que conseguiría ser con el paso de los años, pero le sobraba carisma por todos los costados. No hay un solo plano que no consiga robar el inglés con su pícara mirada embutida en esas gafas de pasta tan sesenteras. No hay una sola secuencia en la que su saber estar, su sobriedad y su economía de gestos se pongan al servicio de un personaje tan callado y enigmático como este solitario agente secreto. Todo lo que en Bond es humor y despreocupación, aquí adquiere un tono dramático y sucio, mucho más urbano y lleno de matices bien sugeridos.
Es ahí donde “The Ipcress File” gana todos sus enteros. La vuelta de tuerca al mito creado por Connery/Bond a través del realismo y del Cine urbano. Curioso que sea Michael Caine, gran amigo del escocés, quien se haga cargo de interpretar al protagonista. Caine todavía no era el reputado actor que conseguiría ser con el paso de los años, pero le sobraba carisma por todos los costados. No hay un solo plano que no consiga robar el inglés con su pícara mirada embutida en esas gafas de pasta tan sesenteras. No hay una sola secuencia en la que su saber estar, su sobriedad y su economía de gestos se pongan al servicio de un personaje tan callado y enigmático como este solitario agente secreto. Todo lo que en Bond es humor y despreocupación, aquí adquiere un tono dramático y sucio, mucho más urbano y lleno de matices bien sugeridos.
La realización, heredera de la Hammer en todos los aspectos, contribuye mucho a esa sensación de que esto no es James Bond aunque se le parezca. Encuadres aberrantes y muy arriesgados, movimientos de cámara muy meticulosos, montaje pausado y secuencias de acción contadas con los dedos de una mano. No hay excesos, es Cine comercial, sí; pero también es Cine de autor. Quizá sea la mejor película del desconocido Furie y es una auténtica pena que el tiempo la haya ido enterrando poco a poco. No es una maravilla ni lo pretende, pero aporta muchísimo a nivel de suspense y atmósfera, algo que a una historia de espías y agentes dobles como la que trata le viene que ni pintado.
Y mención aparte, como no podía ser de otra forma, para la gran partitura del no menos grande John Barry (...) Ritmos jazzísticos para un tema principal con muchísima personalidad y alegría por contar y transmitir algo. Todo se une para contar la historia de un James Bond poco convencional que aporta momentos tan emocionantes o más que el personaje creado por Ian Flemming. Nada que envidiar, es más, Harry Palmer aporta ese algo distinto que Bond no llegó a transmitir hasta la década en la que nos encontramos. Una veracidad dramática, un realismo conseguido a través de la humildad de una película pequeña. Porque después de todo, hablamos de serie B inglesa, de una película de bajo presupuesto que intentaba aprovechar la ola de 007 aportando algo distinto. La verdad, no sabe uno con cuál quedarse. Pero Michael Caine es mucho Michael Caine." (ETERNIDADYCINE.BLOGSPOT)
Y mención aparte, como no podía ser de otra forma, para la gran partitura del no menos grande John Barry (...) Ritmos jazzísticos para un tema principal con muchísima personalidad y alegría por contar y transmitir algo. Todo se une para contar la historia de un James Bond poco convencional que aporta momentos tan emocionantes o más que el personaje creado por Ian Flemming. Nada que envidiar, es más, Harry Palmer aporta ese algo distinto que Bond no llegó a transmitir hasta la década en la que nos encontramos. Una veracidad dramática, un realismo conseguido a través de la humildad de una película pequeña. Porque después de todo, hablamos de serie B inglesa, de una película de bajo presupuesto que intentaba aprovechar la ola de 007 aportando algo distinto. La verdad, no sabe uno con cuál quedarse. Pero Michael Caine es mucho Michael Caine." (ETERNIDADYCINE.BLOGSPOT)
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